sábado, 7 de janeiro de 2012

Anna Karina - Sous Le Soleil Exactement classeex

sexta-feira, 6 de janeiro de 2012

Wolf Larsen ~ If I Be Wrong

Os melros...


os melros
pontos de exclamação
entre os vagos e sôfregos arbustos
que serpenteiam uma inóspita solidão
sendo pretos como breu são sustos de luz
gestos que se apagam e acendem na penumbra
melodia interrompida de água fresca e generosas
mãos que atravessam as trevas do desejo e ousadia
de flor onde o vento enlouquece e se tornou impreciso
reflexo do pensamento na brusca aparição de um poema
impiedoso desespero dos caminhos e dos jardins interiores
onde somos de novo as crianças no conhecimento dos espinhos
e somos frémitos ou gritos quase palavras que incendeiam toda a Terra
nos teus lábio sequiosos e ousamos o abismo e a acutilância das nossas línguas
faiscando como lâminas na reconquista do inacreditável território dos pássaros

                         Lisboa, 5 de Janeiro de 2012
Carlos Vieira

Caballos


De Pablo Neruda en su libro Extravagario el poema titulado "Caballos" :

Vi desde la ventana los caballos.

Fue en Berlín, en invierno. La luz
era sin luz, sin cielo el cielo.

El aire blanco como un pan mojado.

Y desde mi ventana un solitario circo
mordido por los dientes del invierno.

De pronto, conducidos por un hombre,
diez caballos salieron a la niebla.

Apenas ondularon al salir, como el fuego,
pero para mis ojos ocuparon el mundo
vacío hasta esa hora. Perfectos, encendidos,
eran como diez dioses de largas patas puras,
de crines parecidas al sueño de la sal.

Sus grupas eran mundos y naranjas.

Su color era miel, ámbar, incendio.

Sus cuellos eran torres
cortadas en la piedra del orgullo,
y a los ojos furiosos se asomaba
como una prisionera, la energía.

Y allí en silencio, en medio
del día, del invierno sucio y desordenado,
los caballos intensos eran la sangre,
el ritmo, el incitante tesoro de la vida.

Miré, miré y entonces reviví: sin saberlo
allí estaba la fuente, la danza de oro, el cielo,
el fuego que vivía en la belleza.

He olvidado el invierno de aquel Berlín oscuro.

Pablo Neruda no livro Extravagario